domingo, 7 de abril de 2013

El soneto.



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El soneto una composición poética compuesta por catorce versos endecasílabos (de once sílabas) distribuídos en dos cuartetos (estrofas de cuatro versos) y dos tercetos (estrofas de tres versos).
El soneto es muy estricto no solo en lo referente a la métrica sino también a la rima. En el soneto clásico la rima es: ABBA - ABBA - CDC - DCD. Veamos este texto de Francisco de Quevedo a modo de ejemplo:

AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Cerrar podrá mis ojos la postrera                       A   -era
sombra, que me llevaré el blanco día;                 B   -ía
y podrá desatar esta alma mía                           B   -ía
hora, a su afán ansioso linsojera;                       A   -era

Mas no de esotra parte en la ribera                   A   -era
dejará la memoria en donde ardía;                     B   -ía
nadar sabe mi llama la agua fría,                       B   -ía
y perder el respeto a ley severa:                        A   -era

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,         C  -ido
venas que humor a tanto fuego han dado,          D  -ado
medulas que han gloriosamente ardido,             C  -ido

su cuerpo dejarán, no su cuidado;                      D  -ado
serán ceniza, mas tendrán sentido.                    C  -ido
Polvo serán, mas polvo enamorado.                   D  -ado

La rima en los tercetos clásicos puede variar. Otras posibilidades  son:  CDC – CDC y CDD – DCC.
También se aceptan tres rimas, con varias combinaciones posibles: CDE – CDE, CDE – DCE,  CDE – DEC y CDE – EDC

La misma rigurosidad formal vale para el significado. Lo que expresa un soneto no puede derivar en cualquier cosa o resultar una idea ambigua (de hecho los surrealistas no suelen practicarlo). Es hijo del clasicismo y la razón. Expresa una idea clara que responde a una lógica. Los temas expuestos en los dos cuartetos iniciales deben ser retomados en el último terceto a modo de conclusión o reflexión final. Nada debe quedar inexplicado, es casi una argumentación.
Todo lo visto anteriormente deja en claro que el soneto no puede hacerse de cualquier manera e implica un grado de destreza de parte del poeta. Un ejemplo de estas dificultades lo da Lope de vega en este soneto que explica justamente como componer un soneto:

Un soneto me manda hacer Violante,
A que en mi vida me he visto en tal aprieto
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
 y estoy a la mitad de otro cuarteto;
 mas si me veo en el primer terceto
 no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho
pues fin con este verso le voy dando

Ya estoy en el segundo, y aún sospecho
 que voy los trece versos acabando
contad si son catorce, y está hecho

Es de origen italiano. Fue perfeccionado a los largo del S. XIV por nombres tales como Dante, Petrarca, Tasso y Ariosto e introducido en España tiempo después por Garcilaso de la Vega y Boscán . Aún hoy es una de las composiciones más ejercitadas por los poetas en todo el mundo.
Selección de sonetos.


Piedra negra sobre una piedra blanca.
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París —y no me corro—
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...
César Vallejo.

Amor constante más alla de la muerte.
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevaré el blanco día;
y podrá desatar esta alma mía
hora, a su afán ansioso linsojera;

mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa:

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido.
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo.


¡Avanti!
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas;
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obcecación asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura

que no mellan los garfios de la suerte ...
¡ Todos los incurables tienen cura
cinco minutos antes de su muerte !
Almafuerte.


¡ Piu avanti !
No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza

necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza !
Almafuerte

Ajedrez
I
En su grave rincón, los jugadores
Rigen las lentas piezas. El tablero
Los demora hasta el alba en su severo
Ambito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
Las formas: torre homérica, ligero
Caballo, armada reina, rey postrero,
Oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
Cuando el tiempo los haya consumido,
Ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
Cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.


II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
Reina, torre directa y peón ladino
Sobre lo negro y blanco del camino
Buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
Del jugador gobierna su destino,
No saben que un rigor adamantino
Sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(La sentencia es de Omar) de otro tablero
De negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonías.
Jorge Luis Borges

A una nariz
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,                  
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

  Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,                        
las doce Tribus de narices era.

  Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.
Francisco de Quevedo.


Mientras por competir con tu cabello.
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Luis de Góngora.


Un soneto me manda hacer Violante
Un soneto me manda hacer Violante
A que en mi vida me he visto en tal aprieto
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
 y estoy a la mitad de otro cuarteto;
 mas si me veo en el primer terceto
 no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando
y parece que entré con pie derecho
pues fin con este verso le voy dando

Ya estoy en el segundo, y aún sospecho
 que voy los trece versos acabando
contad si son catorce, y está hecho
Lope de Vega.

Desmayarse, atreverse, estar furioso
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir del rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
esto es amor: quien lo probó lo sabe.
Lope de Vega.



Definición del amor.
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Francisco de Quevedo.

Soneto XIII
A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu´el oro escurecían;

de áspera corteza se cubría
los tiernos miembros que aún bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hinchaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquél fue la causa de tal daño
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarlo crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
                                               Garcilaso de la Vega.

Umbrío por la pena.
Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.

Sobre la pena duermo solo y uno,
pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.

Cardos y penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.

No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández.

Soneto a mamá.
No es que no vuelva, porque me he olvidado
de tu olor a tomillo y a cocina.
De lejos, dicen que se ve más claro,
que no es igual quién anda y quién camina.

Y supe que el amor tiene ojos verdes,
que cuatro palos tiene la baraja,
que nunca vuelve aquello que se pierde
y la marea sube y luego baja.
Supe que lo sencillo no es lo necio,
que no hay que confundir valor y precio,
y un manjar puede ser cualquier bocado

si el horizonte es luz y el rumbo un beso,
No es que no vuelva porque me he olvidado:
es que perdí el camino de regreso, mamá
Joan Manuel Serrat.


So long Mr. Bush.
Al criminal de guerra analfabeto
apóstol de un Yahvé paleocristiano
tan bastardo, tan mal samaritano,
peor que el otro Bush y más paleto,

cuyo programa cabe en un panfleto,
guantanamero, vil, burdo, tejano,
con futuro en la fragua de Vulcano,
da vergüenza ripiarle este soneto.

Caín de la batalla más cobarde,
el banquillo en La Haya está que arde
esperando que baje lo que sube.

Que se vaya al infierno en buena hora
el necio que desprecia cuanto ignora
con b de burro en vez de doble uve.
Joaquín Sabina.